Cómo Elegir El Tipo De Caldera Más Adecuado A Sus Necesidades
Las calderas para calefacción y agua caliente se suelen clasificar en base al combustible que emplean para generar calor. También se distingue también entre aquellas que emplean un sistema de condensación y las que no lo emplean. Por último cabe clasificar las calderas según la aplicación para la que son válidas, como calefacción, producción de ACS (agua caliente sanitaria) instantánea o producción de ACS por acumulación.
En este artículo vamos a hacer un repaso a los diferentes tipos de calderas según el combustible empleado y a apuntar las ventajas e inconvenientes de cada tipo.
Clasificación según el tipo de combustible empleado
Teniendo en cuenta el tipo de combustible empleado podemos distinguir los siguientes tipos de calderas:
- Calderas de gasoil, que utilizan gasóleo para generar calor (también fuelóleo),
- Calderas de gas, que utilizan gas natural o GLP (gases licuados del petróleo),
- Calderas eléctricas, que utilizan energía de la red eléctrica,
- Calderas de combustible sólido, que utilizan madera o carbón.
Existen calderas que se resisten a ser clasificadas según este criterio al admitir varios tipos de combustible diferentes. Tal es el caso de la caldera poli-combustible P30 de Roca, que puede funcionar tanto con combustible sólido como con gasoil.
Ventajas e inconvenientes de cada tipo de caldera
Cada tipo de combustible tiene sus ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, las calderas de gasoil tienden a ser más económicas que las que emplean gas y su vida útil es generalmente más larga. Son una solución práctica en aquellos lugares en los que no haya suministro de gas natural o GLP, o donde los precios del gasoil son más económicos. Por otro lado, requieren ser limpiadas con regularidad como cualquier dispositivo que queme gasoil.
Las calderas de gas tienen la ventaja de ser más eficientes y necesitar menor cantidad de combustible que las de gasoil. La diferencia en eficiencia es todavía más clara al compararlas con las calderas eléctricas. Por tanto, el gasto en calefacción puede ser relativamente más bajo. Incidiendo es este mismo punto, las calderas de gas a menudo emplean un sistema de condensación lo que las convierte en todavía mucho más eficientes. Además, los gases resultantes de la combustión de gas natural son más limpios que los que resultan de quemar gasoil, lo que, unido a su mayor eficiencia, las convierte en calderas más ecológicas. Claro está que también tienen desventajas. La desventaja más evidente es no se puede utilizar en lugares en los que no haya suministro de gas natural, por lo que no es una opción real para todos los consumidores. Por otro lado, su instalación es más delicada al tener que conectar la caldera a los tubos del suministro de gas y los escapes de gas no dejan de ser un riesgo en este tipo de calderas. Es importante realizar un chequeo con regularidad para minimizar dicho riesgo.
Las calderas eléctricas tienen varias ventajas interesantes. Para empezar, su instalación es más sencilla que la de las calderas de gas, ya que no hay que conectar la caldera a los tubos del suministro de gas. También son, obviamente, más seguras que las de gas o las de gasoil, ya que no hay peligro de explosión en una caldera eléctrica, e incluso más seguras que las de combustible sólido, ya que su operación no requiere ningún fuego. En cuanto a las desventajas, las calderas eléctricas tienen un mayor coste de operación y son indicadas para lugares en los que el clima no es demasiado frío en invierno. En lugares en los que los inviernos son muy fríos el coste de mantener la casa caliente se dispara en el caso de las calderas eléctricas.
Por último, las calderas de combustible sólido son ideales para aquellos lugares apartados de las zonas urbanas en las que no hay suministro de gas natural y es difícil proveerse de gasoil y donde, por el contrario, resulta fácil acceder a un suministro estable de madera o carbón. Claramente, no son la mejor elección en zonas urbanas densas donde conseguir madera o carbón sea complicado o imposible. Las desventajas son también bastante obvias. La quema de combustibles sólidos deja un residuo que se va acumulando y que hay que limpiar con regularidad. Por otro lado, es mucho más difícil regular la producción de calor según las necesidades de cada momento.
En resumen, en este artículo hemos descrito los diferentes tipos de calderas existentes en base al combustible que emplean y hemos repasado las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos. Espero que esta información sea de utilidad al lector a la hora de decidir qué tipo de caldera es el que más le conviene.
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